martes, 3 de abril de 2012

Enfermedad Pélvica Inflamatoria (EPI)



BASADO EN:

Sexually Transmitted Diseases Treatment Guidelines, 2010.
Morbidity and Mortality Weekly Report (MMWR)
Recommendations and Reports December 17, 2010 / Vol. 59 / No. RR-12
Department of Health and Human Services
Centers for Disease Control and Prevention (CDC): www.cdc.gov/mmwr








  1. DEFINICIÓN

Comprende un espectro de trastornos inflamatorios del TGU superior femenino, incluyendo una combinación de endometritis, salpingitis, absceso tuboovárico y peritonitis pélvica.

Organismos transmitidos sexualmente, especialmente N. gonorrhoeae y C. trachomatis están implicados en muchos casos; sin embargo, microorganismos que comprenden la flora vaginal (anaerobios, H. influenzae, G. vaginalis, BGN entéricos y S. agalactiae) también se han asociado con EPI.

Adicionalmente, otros agentes como CMV, M. hominis, U. urealyticum y M. genitalum parecen estar asociados con algunos casos de EPI.

Todas las pacientes con EPI aguda deberían ser tamizadas para N. gonorrhoeae y C. trachomatis, así como para VIH.


  1. CONSIDERACIONES DIAGNÓSTICAS

La EPI aguda es difícil de diagnosticar por la amplia variación en síntomas y signos.

Muchas pacientes tienen síntomas leves o sutiles.

Retardo en el diagnóstico y tratamiento posiblemente contribuyan a las secuelas en el TGU superior.

La laparoscopia puede ser utilizada para obtener un diagnóstico más certero de salpingitis, así como un diagnóstico bacteriológico más completo; sin embargo, esta herramienta no está frecuentemente disponible, y su uso no es fácil de justificar cuando los síntomas son leves o vagos; por otro lado, la laparoscopia no detecta endometritis y no parece detectar inflamación subclínica de las trompas de Falopio. Teniendo el cuenta lo anterior, el diagnóstico de EPI está basado en los hallazgos al examen físico.

El diagnóstico clínico de la EPI aguda es impreciso: datos indican que un diagnóstico clínico de una EPI sintomática tiene un valor predictivo positivo (VPP) para salpingitis de 65-90%, comparado con laparoscopia.

El VPP del diagnóstico clínico de la EPI aguda depende de las características epidemiológicas de la población, con altos VPP entre adolescentes y mujeres jóvenes sexualmente activas, pacientes con clínica sugestiva de ITS y aquellas que viven en lugares con altas tasas de N. gonorrhoeae y C. trachomatis.



Chlamydia trachomatis en fresco



A pesar del VPP, sin embargo, en todos los lugares no existen hallazgos históricos, físicos ni de laboratorio lo suficientemente sensibles y específicos como para el diagnóstico de EPI.

Combinación de hallazgos diagnósticos que mejoran la sensibilidad (detectan más mujeres con EPI) y la especificidad (excluye mujeres sanas) se hace sólo a expensas de otros. Por ejemplo, requiriendo dos o más hallazgos se excluyen más mujeres que no tienen EPI, pero también se reduce el número de mujeres con EPI que son identificadas.

Muchos episodios no se reconocen.  Aunque muchos casos son asintomáticos, otros no son diagnósticos porque la paciente o el personal de salud falla en reconocer las implicaciones de los signos y síntomas leves o no específicos (HUA, dispareunia, flujo vaginal).

Dada la dificultad en el diagnóstico y el potencial de daño en la salud reproductiva de la mujer (así se trate de una EPI leve o subclínica), el personal de salud debe mantener un bajo umbral para el diagnóstico de EPI.

El régimen de tratamiento óptimo y los resultados a largo plazo del tratamiento temprano de mujeres con EPI asintomática o subclínica son desconocidos.

Las siguientes recomendaciones para el diagnóstico de EPI son señaladas con el ánimo de ayudar al personal de salud a reconocer cuando una EPI debería ser sospechada y cuando se debería buscar información adicional para un diagnóstico certero.

El diagnóstico y manejo de otras causas de dolor hipogástrico (embarazo ectópico, apendicitis aguda y dolor funcional) no se afecta con el inicio de terapia antibiótica empírica para EPI.

El tratamiento empírico para EPI debería ser iniciado en mujeres jóvenes sexualmente activas, así como aquellas en riesgo para contraer ITS, si ellas experimentan DOLOR PÉLVICO O HIPOGÁSTRICO NO CAUSADO POR OTRA ENTIDAD DISTINTA A LA EPI, que además debe cumplir con por lo menos 1 de los siguientes criterios diagnósticos al examen pélvico:


  • Dolor a la movilización cervical.
  • Dolor hipogástrico a la palpación (hipersensibilidad uterina).
  • Dolor anexial a la palpación.

El requisito de que los 3 anteriores criterios diagnósticos mayores deberían estar presentes antes del inicio del tratamiento empírico podría resultar en una baja sensibilidad para el diagnóstico de EPI.

La presencia de signos de inflamación del TGU inferior (predominio leucocitario en secreciones vaginales, exudados cervicales o friabilidad cervical), en adición con 1 de los criterios mayores incrementa la especificidad del diagnóstico de EPI.






Antes de iniciar el tratamiento empírico, se debe considerar el perfil de riesgo de las pacientes para ITS.

La evaluación diagnóstica más elaborada es frecuentemente necesaria, dado que el diagnóstico y el manejo incorrecto de la EPI causa morbilidad innecesaria.

Uno o más de los siguientes criterios adicionales pueden ser usados para aumentar la especificidad de los criterios mayores y soportar el diagnóstico de EPI:


  • Temperatura oral > 38.3°C.
  • Flujo mucopurulento vaginal o cervical anormal.
  • Presencia de leucocitos en gram y directo de flujo vaginal (> 100X)
  • Elevación de VSG.
  • Elevación de PCR.
  • Evidencia de colonización cervical por N. gonorrhoeae y C. trachomatis.

Muchas mujeres con EPI tienen flujo cervical mucopurulento o evidencia de leucocitos en el gram y directo de flujo vaginal. Si el flujo cervical es normal y no se observan leucocitos en el gram y directo de flujo, el diagnóstico de EPI es improbable, y se deben considerar etiologías alternativas de dolor pélvico y/o hipogástrico. 

Además, el directo y gram de flujo permite hacer el diagnóstico de otras infecciones concomitantes (Vaginosis bacteriana, Trichomoniasis).

Los criterios más específicos para el diagnóstico de EPI incluyen:


  • Biopsia endometrial con evidencia histopatológica de endometritis.
  • ECO TV o RMN que muestra trompas engrosadas, llenas de líquido, con o sin líquido libre en cavidad o complejo tubo-ovárico, o ESTUDIOS DOPPLER sugestivos de inflamación pélvica (hiperemia tubárica).
  • Hallazgos laparoscópicos consistentes con EPI.

En pacientes en quienes no es clara la presencia de salpingitis por laparoscopia, se puede solicitar biopsia endometrial, para descartar endometritis.


  1. TRATAMIENTO

Regímenes de tratamiento deberían proporcionar cubrimiento empírico de amplio espectro sobre los patógenos más probables.

Varios regímenes antibióticos han sido efectivos en lograr resolución clínica y microbiológica en ensayos clínicos aleatorizados con seguimiento a corto plazo.

Sin embargo, solo un número limitado de investigaciones ha evaluado y comparado estos regímenes con:


  • Eliminación de la infección en endometrio y trompas de Falopio.
  • Incidencia de complicaciones a largo plazo (infertilidad tubárica, embarazo ectópico) tras aplicación de terapia antibiótica.

Todos los regímenes usados para tratar la EPI deberían ser efectivos contra N. gonorrhoeae y C. trachomatis, dado que la tamización endocervical negativa para estos microorganismos no descarta la infección del TGU superior.

La necesidad de erradicar anaerobios en mujeres con EPI no ha sido determinada definitivamente.

Anaerobios han sido aislados del TGU superior de mujeres con EPI, y estudios in vitro han revelado que varios de estos microorganismos (de manera importante, Bacteroides fragilis) pueden causar destrucción tubárica y epitelial; esta bacteria también está presente en algunas mujeres con EPI.

Dado que los regímenes de tratamiento que no cubren adecuadamente estos microorganismos han demostrado prevenir secuelas a largo plazo (infertilidad, embarazo ectópico) tan exitosamente como los regímenes que son efectivos contra estos microorganismos, el uso de regímenes con actividad contra anaerobios debería ser considerado.

El tratamiento debería ser iniciado tan pronto se haga el diagnóstico presuntivo, porque la prevención de las secuelas a largo plazo es dependiente de la pronta administración de antibióticos apropiados.

Cuando se selecciona un régimen de tratamiento, el personal de salud debe considerar las siguientes variables: disponibilidad, costo, aceptación por paciente y susceptibilidad antimicrobiana.

En mujeres con EPI de intensidad leve a moderada, la terapia ambulatoria arroja resultados clínicos a corto y largo plazo similares a la terapia hospitalaria.

La decisión de que casos requieren manejo hospitalario debería estar basada en el juicio clínico y en pacientes con las siguientes características:


  • Emergencia quirúrgica (apendicitis aguda) no descartada.
  • Paciente embarazada.
  • Paciente que no responde a terapia oral.
  • Paciente que es incapaz de continuar o tolerar un regímen oral ambulatorio.
  • Paciente con compromiso sistémico, náuseas, vómito, fiebre alta.
  • Paciente con absceso tubo-ovárico.

No hay evidencia disponible que sugiera beneficios adicionales del manejo hospitalario en adolescentes con EPI. La decisión de hospitalizar adolescentes con EPI aguda debe ser basada sobre los mismos criterios previos.

Mujeres jóvenes con EPI leve a moderada tienen resultados similares con terapia parenteral y oral; de igual manera, la respuesta clínica al tratamiento ambulatorio es similar, independiente de la edad.


3.1  TRATAMIENTO PARENTERAL


  • REGÍMEN A:
-       Cefotetan IV, 2 g/12 horas IV o Cefoxitin IV, 2 g/6 horas.
-       Doxiciclina VO/IV, 100 mg/12 horas por 14 días.

  • REGÍMEN B:
-       Clindamicina IV, 900 mg/8 horas.
-       Gentamicina IV, 3-5 mg/kg.

  • REGÍMEN C:
-       Ampicilina/sulbactam IV, 3 g/6 horas.
-       Doxiciclina VO/IV, 100 mg/12 horas por 14 días.


La experticia clínica debería guiar las decisiones considerando la transición hacia manejo ambulatorio, que usualmente puede ser iniciado 24-48 horas después de la mejoría clínica.

En mujeres con absceso tubo-ovárico, al menos 24 horas de observación directa de la paciente es lo recomendado.

Dado el dolor asociado con su aplicación IV, la doxiciclina debería ser administrada VO en la medida de lo posible. Ambas vías proveen igual tasa de biodisponibilidad del medicamento.

La terapia parenteral puede ser descontinuada 24 horas después de la mejoría clínica, pero la terapia oral iniciada previamente se continúa hasta completar 14 días de terapia.

Cuando está presente un absceso tubo-ovárico, clindamicina o metronidazol más doxiciclina para continuar la terapia, mejor que doxiciclina sola, porque este regímen proporciona mayor cubrimiento efectivo contra anaerobios.

Existen datos limitados que apoyan el uso de otras cefalosporinas de segunda y tercera generación (ceftizoxime, cefotaxime, ceftriaxona), que podrían llegar a ser efectivas en EPI, y potencialmente reemplazar a cefotetan y cefoxitin. Sin embargo, estas cefalosporinas son menos efectivas contra bacterias anaerobias.

Aunque el uso de gentamicina, dosis única, no ha sido evaluado para el tratamiento de la EPI, es eficaz en situaciones análogas. La terapia parenteral puede ser descontinuada 24 horas después de la mejoría clínica; se continua con terapia oral con doxiciclina, 100 mg/12 horas o clindamicina, 450 mg/8 horas hasta completar 14 días de tratamiento.

Cuando se está frente a un absceso tubo-ovárico, la clindamicina es de elección sobre la doxiciclina, dado que la clindamicina provee un cubrimiento contra anaerobios más efectivo.


ALTERNATIVAS


Existen datos limitados que apoyan el uso de otros regímenes parenterales: ampicilina/sulbactam + doxiciclina es efectivo contra C. trachomatis, N. gonorrhoeae y anaerobios en pacientes con absceso tubo-ovárico.

Un ensayo clínico demostró tasas de curación clínica a corto plazo con azitromicina, en monoterapia por una semana (500 mg IV, 1-2 dosis, seguida por 250 mg VO, por 5-6 días) o combinada con un curso de 12 días con metronidazol.


3.2   TRATAMIENTO ORAL


REGÍMEN A:

  • Ceftriaxona, 250 mg IM/DU.
  • Doxiciclina, 100 mg /12 horas por 14 días.
  • CON O SIN: Metronidazol, 500 mg/12 horas por 14 días.

REGÍMEN B:

  • Cefoxitin, 2 g IM/DU + Probenecid, 1 mg VO/DU
  • Doxiciclina, 100 mg/12 horas por 14 días.
  • CON O SIN: Metronidazol, 500 mg/12 horas por 14 días. 

La terapia oral puede ser considerada en mujeres con EPI leve a moderadamente severa, porque los resultados clínicos de las mujeres tratadas con terapia oral son similares a la terapia parenteral.

Los pacientes que no responden a la terapia oral a las 72 horas deben ser reevaluados para confirmar el diagnóstico, en cuyo caso se prefiere iniciar terapia parenteral.

La opción óptima de una cefalosporina es poco clara: aunque el CEFOXITIN tiene un mejor cubrimiento de anaerobios, la CEFTRIAXONA tiene mejor cubrimiento contra N. gonorrhoeae.

Una dosis única de CEFOXITIN es más efectiva en lograr una respuesta clínica a corto plazo en mujeres que tienen EPI. Sin embargo, por las limitaciones teóricas en el cubrimiento de anaerobios por parte de las cefalosporinas recomendadas, parece necesario requerir la adición de metronidazol al tratamiento.

Con el metronidazol se tratará efectivamente una vaginosis bacteriana (VB), entidad que frecuentemente acompaña a la EPI.

No existen datos publicados referentes al tratamiento oral con cefalosporinas en EPI.


ALTERNATIVAS


Aunque la información referente al manejo ambulatorio es limitada, otros regímenes han sido sometidos a al menos un ensayo clínico, demostrando cubrimiento de amplio espectro.

En un ensayo clínico, amoxicilina/clavulanato y doxiciclina fueron efectivos, al obtener resultados clínicos a corto plazo; sin embargo, los síntomas gastrointestinales afectaron la adherencia a este regímen.

La azitromicina ha demostrado resultados a corto plazo en un ensayo clínico aleatorizado aislado.

Otro estudio fue efectivo al usar ceftriaxona, 250 mg IM DU + azitromicina, 1 g VO/semana, por dos semanas.

Cuando se consideran regímenes alternativos, la adición de metronidazol debería ser considerada, dado que los anaerobios se sospechan dentro de la etiología de la EPI, además de servir para tratar VB.

Como resultado de la emergencia dada por N. GONORRHOEAE RESISTENTES A QUINOLONAS, los regímenes que incluyen una quinolona no son recomendados en EPI.

Si el tratamiento parenteral con cefalosporinas no es viable, el uso de fluoroquinolonas (levofloxacina, 500 mg VO DU u ofloxacina, 400 mg/12 horas por 14 días) con o sin metronidazol (500 mg/12 horas VO por 14 días) pueden ser considerados si la prevalencia en la comunidad y el riesgo individual son bajos para gonorrea.

Los métodos diagnósticos deben ser desarrollados antes de la terapia institucional, y el manejo como sigue, si las pruebas son positivas:


  • Si el cultivo es positivo, el tratamiento debería ser basado en el antibiograma.
  • Si se determina una N. gonorrhoeae resistente a quinolonas (QRNG) o si la susceptibilidad antibiótica no puede ser evaluada, se recomienda manejo parenteral con cefalosporina.
  • Si la cefalosporina no está disponible o esta terapia no es factible, la adición de azitromicina, 2 g VO DU a un regímen de EPI basado en quinolonas es recomendado.

  1. SEGUIMIENTO 

Las pacientes deberían mostrar mejoría clínica sustancial (reducción en hipersensibilidad abdominal directa y al rebote, y dolor en la movilización cervical, uterina y anexial) con 3 DÍAS tras el inicio de la terapia.

Los pacientes que no mejoran en este período de tiempo, requieren hospitalización, pruebas diagnósticas adicionales y eventualmente, intervención quirúrgica.

Si no ocurre mejoría clínica 72 horas tras el manejo terapéutico oral o parenteral, se debe evaluar detenidamente la paciente.

Se debe considerar la posibilidad de realizar una LAPAROSCOPIA DIAGNÓSTICA en una paciente sin mejoría clínica.



Laparoscopia diagnóstica




Mujeres con infecciones documentadas por Chlamydia trachomatis y Neisseria gonorrhoeae tienen una alta tasa de reinfección con 6 meses de tratamiento.

La repetición de pruebas de tamización en mujeres que han sido diagnosticadas previamente con estas infecciones se debe realizar 3-6 MESES tras el tratamiento, considerando igualmente que sus parejas hubieran o no sido tratadas.

A toda paciente diagnosticada con EPI aguda se le debe solicitar tamización para VIH.


  1. MANEJO DE PAREJAS SEXUALES

Las parejas sexuales de mujeres con EPI deberían ser examinadas y tratadas si tuvieron contacto sexual con la paciente los 60 DÍAS PREVIOS A LA APARICIÓN DE LOS SÍNTOMAS.

Si el último encuentro de la pareja fue más de 60 días antes de la aparición de los síntomas o el diagnóstico, la más reciente pareja sexual debería ser tratada.

Se debe instruir a las pacientes de abstenerse de tener relaciones sexuales hasta terminar el tratamiento y hasta que su pareja sexual no presente síntomas en un lapso importante de tiempo.

La evaluación y el tratamiento son imperativos, dado el riesgo de reinfección para la paciente y la fuerte probabilidad de infección uretral por Chlamydia y Neisseria en la pareja sexual, aunque estas frecuentemente sean asintomáticas.

Las parejas deben ser tratadas empíricamente con regímenes efectivos para ambas infecciones, considerando la etiología de la EPI y los patógenos aislados del TGU de la mujer infectada.

Siempre en los escenarios en los cuales la mujer es tratada, las disposiciones deberían ser hechas para proveer cuidado o remitir apropiadamente a las parejas sexuales de las mismas.


  1. PREVENCIÓN

Tamización y tratamiento de mujeres sexualmente activas para C. trachomatis reduce el riesgo de EPI.

Aunque la VB está asociada con EPI, el hecho de que las tasas de EPI puedan llegar a ser reducidas por el diagnóstico y manejo de pacientes con VB NO ES CLARO.


  1. CONSIDERACIONES ESPECIALES

7.1     EMBARAZO


Por el alto riesgo de morbilidad materna y trabajo de parto prematuro, las gestantes con EPI deben ser hospitalizadas y recibir tratamiento parenteral.


7.2     INFECCIÓN CON VIH


No han sido descritas diferencias entre pacientes infectadas o no.

En estudios previos observacionales, las pacientes con infección por VIH y EPI fueron más susceptibles de requerir manejo quirúrgico.

Estudios controlados y observacionales más comprensibles han demostrado que la presentación clínica es similar entre pacientes con EPI infectadas y controles no infectadas con el VIH, EXCEPTO POR UNA PROBABILIDAD MAYOR DE PRESENTAR ABSCESO TUBO-OVÁRICO.

Ambos grupos de mujeres responden igualmente a los regímenes de manejo parenteral y oral.


Los resultados microbiológicos son muy similares, excepto por tasas mayores de los siguientes hallazgos en pacientes VIH-positivas:

  • Infección concomitante con M. hominis, Cándida spp., Estreptococo spp. y VPH.
  • Anormalidades citológicas asociadas a infección por VPH. 
El manejo agresivo de pacientes con VIH y EPI (hospitalización + manejo parenteral) no ha sido determinado.


7.3     DIU


El riesgo de EPI asociada a DIU es factible por las PRIMERAS 3 SEMANAS tras su inserción, siendo poco común en adelante.

No existe evidencia suficiente que recomiende el retiro del DIU en pacientes con EPI aguda, sin embargo, se debe tener cuidado si restos del DIU permanecen en la cavidad uterina, por lo cual el seguimiento es fundamental en estas pacientes.

La tasa de falla con el tratamiento y la EPI recurrente en mujeres que continúan usando un DIU es desconocida, y no existen datos sobre la tasa de respuesta a los tratamientos según el tipo de DIU de las pacientes (T de cobre, LNG).


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3 comentarios:

  1. Muy buena actualización de EPI. Sobre todo para evaluar si lo que estamos haciendo en la práctica en relación a diagnóstico y terapéutica está en línea con las guías actuales.
    Gracias Julián por tomarte el trabajo de rescatar artículos interesantes. Periódicamente miro los "Morbidity and Mortality Weekly Report" (MMWR)

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  2. Julián, lamento no haberlos podido leer antes. Excelente el datico de los anaerobios y lo que representa su tratamiento. Y... ¡una alternativa de tratamiento sirve para neumonía también! (Azitromicina). Saludos, buen repasón del temita del semestre pasado...

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  3. por favor necesito saber cual es el mejor tratamiento para la pareja, gracias.

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